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La frase del titular no es nuestra sino de Robert E. Lucas que en el 78 afirmaba esto en referencia al incremento de productividad y de salario que se produce al poner en relación estos factores con el tamaño de las empresas. Pero no todo es dinero, por eso hay muchos que prefieren ser cabeza de ratón antes que cola de león y de ellos se nutre el universo emprendedor y dentro del mismo las startups.

La relación de a mayor tamaño de empresa con mejores salarios y mayor productividad es clara y directa. En este sentido lo que aconseja la “razón” sería proyectarse como profesional cualificado hacia los puestos de responsabilidad en empresas grandes, en las que regulaciones más estrictas ofrecen mejores condiciones laborales y salariales.

De sobra es conocido que el tejido empresarial en España lo conforman en su mayoría pymes y micropymes. Esto en esencia no es muy diferente del resto de países de nuestro entorno, de hecho estamos en la media de la UE (28) según la Dirección General de Industria y de la PYME en cuanto a distribución de empleados por tamaños de empresa. Pero si escarbamos un poco más en los datos y revisamos que pasa con los más avanzados de nuestro entorno, esos a los que nos gustaría parecernos, encontramos sensibles diferencias en cuanto al número de empleados en grandes empresas:

Cruzando datos de ambas tablas obtenemos uno de los factores que lastran la productividad en España y explican en parte, porqué siempre se pone en entredicho nuestra productividad como país. Pues las empresas grandes alcanzan niveles de productividad más elevados debido principalmente a economías de escala, más capital humano y menor temporalidad, más I+D+i, mayor internacionalización y exportación y mejores condiciones de financiación.

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Fuente: Decil de salarios del empleo principal. Encuesta de Población Activa 2014 (EPA). Instituto Nacional de Estadística INE (Nota de prensa de 6 de noviembre de 2015).

Pese a que la opción más ventajosa parece ser asalariado en una gran empresa, como introducíamos al principio, el salario y las condiciones no son lo que mueven a los emprendedores. Se crean muchas empresas en nuestro país, España figura en el puesto 33 en el índice del Banco Mundial sobre facilidad para hacer negocios. Echando la vista 5 años atrás, para el Banco Mundial hemos mejorado pasando del puesto 62 en 2010 al 33 en 2015. Sigue siendo un área con margen de mejora, a nivel de cifras de creación de nuevas empresas los cambios regulatorios todavía no han producido efectos significativos y seguimos lejos del periodo pre-crisis en creación de nuevas empresas. En cualquier caso es un factor más que facilita la creación de nuevas empresas y, por tanto, de startups.

gráfico-empresas-registradasA las peores condiciones y menores ingresos, podemos sumar que apenas una de cada diez startups supera los tres años de vida. Esto nos da una idea de la “estabilidad” laboral del empleo que pueden generar en el 90% de los casos. En este sentido el emprendedor asume que la probabilidad de fracaso es muy alta y se podría hablar mucho sobre la percepción del riesgo, pero eso sería otro artículo. En este sentido las startup aportan para el emprendedor el mismo incentivo que para los inversores, bajos costes iniciales con expectativa de gran crecimiento en poco tiempo si se alcanza la etapa de escalado del negocio.

Ese bajo coste siempre es relativo, por supuesto. La mayoría de emprendedores en este tipo de negocio inicia con sus propios recursos y con lo que los anglosajones denominan las tres F (Friends, Family and Fools). Pero también hay que tener en cuenta el coste de oportunidad, pues en el 90% de los casos esos recursos no tendrán retorno y podrían haber tenido otro destino. A esto hay que sumar los salarios de esos 2-3 años que el emprendedor hubiera ingresado trabajando por cuenta ajena. También debemos considerar el riesgo patrimonial que puedan sufrir esos recursos propios presentes y futuros, pues el fracaso no tiene la misma concepción en España (ni cultural, ni legal, ni financieramente) que en otros países. Pero esto, en definitiva, es común a todos los emprendimientos en nuestro país.

Algunos ponen énfasis en que el sector startup necesita para crecer y desarrollarse más en nuestro país: facilitar la creación de empresas, incentivar la inversión (modelo UK) con deducciones fiscales, una fiscalidad progresiva e incrementar el acceso al capital más allá de las 3F. Pero si pensamos en que sea realmente productivo para el país, las políticas deberían encaminarse, también a facilitar el desarrollo y escalado de los negocios, permitiendo que lleguen a convertirse realmente en grandes empresas que fijen su sede (también fiscal) en nuestro país.

Pero ¿por qué fracasan? Según un análisis de Startup Genome sobre las etapas de crecimiento de este tipo de empresas, algunas claves son:

  • Equilibrar el equipo desde el principio, las startup exitosas conservan equipos más pequeños en las primeras fases y más grandes en la etapa de crecimiento. Las menos exitosas tienden a sobredimensionar su plantilla al principio y no la incrementan adecuadamente cuando llega el momento de crecer.
  • Precipitarse a la hora de buscar financiación es otro de los errores. Las más consistentes saben esperar el momento en que el proyecto es maduro y está en disposición de crecer, buscando la financiación para ese escalado.
  • El fracaso se ceba más con aquellas startups que crecen muy rápido en las etapas de descubrimiento y validación, viendo frenado su crecimiento en las etapas en que debería acelerarse. Por el contrario las más exitosas mantienen un crecimiento sostenido en las primeras etapas que se dispara en la fase de escalado.
  • En general, las startup exitosas, subcontratan muy poco en las primeras etapas, escriben menos líneas de código y ponen el énfasis de sus esfuerzos (productivos y financieros) en desarrollar el mercado, en la comercialización, la venta.

Contar con modelos de buenas prácticas y acceso a un buen asesoramiento en este sentido puede contribuir a aumentar la vida media de las startups y conseguir el despegue de un mayor porcentaje de las mismas. Lean startup es una tendencia en este sentido.

En EEUU las startups son un motor para la creación de empleo, a pesar de su alto índice de fracaso, pues las que logran el éxito después del arranque emplean a miles de trabajadores en poco tiempo. Tienen, además un peso financiero importante en los mercados, incluso antes de iniciar su cotización hay compañías cuyo valor supera los 1.000 millones de dólares, son las denominadas unicornios.

Para el caso de España, el ecosistema está todavía en desarrollo y creciendo. Podemos contemplar algunas ideas sobre su impacto en el mercado laboral. En sus etapas iniciales las startups incorporan principalmente perfiles TIC y relacionados con el marketing digital. Se trata de perfiles de empleo cualificado que requieren de buenas condiciones laborales para atraer talento. Aunque en nuestro país la tasa de desempleo sigue siendo desorbitada, no ocurre lo mismo si nos centramos en determinados nichos de empleo cualificado como las TIC, que escasean en toda Europa llegando a lastrar el crecimiento. De esta manera, podemos decir que las startups generan empleo en un nicho del mercado laboral que tiene una situación de paro “cero” y en el que hay más demanda que oferta, basta con preguntar a los emprendedores si les resulta fácil encontrar el personal que necesitan. Esto supone que incrementan la demanda y, por tanto, los precios (salarios), incrementándose los costes para sí mismas en las etapas iniciales. Es más, para que este “sector” (y otros) siga creciendo y madurando en nuestro país sería muy interesante contar con una mayor disponibilidad de profesionales STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics), pero es escaso el número de jóvenes que optan por estas carreras y reorientar a los mayores no parece viable a corto plazo. A todo esto se suma que solo el 10% de las mujeres opta por carreras TIC.

A todo lo anterior podemos sumar que en la actualidad hay voces que alertan sobre una posible burbuja de las startups en EEUU, en la que la cantidad de unicornios se multiplica. En España, hemos experimentado un crecimiento de las inversiones en el último año y parece existir una alta disponibilidad de capital para invertir que puede generar una sobrevaloración de las empresas. Aunque una posible burbuja startup en España es algo en lo que hay diferencias de opiniones, un estallido en EEUU  podría afectar muy negativamente al sector en España, pues un porcentaje importante de las inversiones es extranjero.

Por tanto, emprender una startup no es iniciar un sueño multimillonario cortoplacista, sino un camino de trabajo y esfuerzo, de aprendizaje intensivo y constante, con altas dosis de incertidumbre e inestabilidad y, por tanto, nos tiene que gustar y atraer este tipo de dinámica en la que asumir riesgos es un componente esencial. No es un camino para el que busca emplearse, sino para el que está en un momento en el que quiere crear algo y/o necesita de este tipo de desarrollo profesional.

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