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blue-red-networkingLo segundo es que todos tenemos ya una red de contactos. Es una red que hemos ido construyendo a lo largo de los años, incluyendo nuevas amistades, compañeros de clase, de trabajo, etc. Ahora bien, la red se ha creado, en la mayoría de los casos, por accidente, sujeta al azar, a la casualidad y, por qué no decirlo, a la química personal que te hace coincidir o no con alguien.

Son muchos los estudios que se plantean si existen una serie de características personales que permiten desarrollar las iniciativas de networking de mejor forma y, es verdad, que existe relación entre dicha competencia y la personalidad de cada uno. Más concretamente, depende de las cinco dimensiones básicas de la personalidad (Costa y Mc Crae, 1988): el grado de extraversión, la amabilidad, la apertura a la experiencia, la estabilidad emocional y la responsabilidad.

En cualquier caso, si tú no eres un networker natural no te preocupes, al igual que otro tipo de competencias, puedes trabajar en ello.

Algunas pistas para hacer Networking

Aunque nunca es recomendable hacer recomendaciones, a continuación me permito destacar, 4 buenas pistas a la hora de hacer networking. Espero que os sean de utilidad, teniendo en cuenta lo señalado anteriormente.

  1. El objetivo del networking debe ser ayudar a otros. Sí,  resulta sorprendente pero es así. El networking solo funciona si preguntas a los demás qué puedes hacer por ellos y no que pueden hacer ellos por ti. Pedir favores es solo una posibilidad que llega más adelante. Por tanto, a la hora de hacer networking es más importante que entiendas las necesidades de los demás que las tuyas propias. Es algo similar a lo que ocurre con los clientes. Si quieres venderle algo a alguien, debes ponerte en sus zapatos, entender sus necesidades y, aún más, las de sus clientes y de esa forma aportarle el valor que te será devuelto a ti en forma de venta. El corolario de esta primera pista sería, si somos consecuentes, que no esperes nada de nadie. No se trata de reciprocidad.
  2. No necesitas conocer a mucha gente, sólo a la gente adecuada. No se trata de repartir tarjetas como si se tratara de una promoción veraniega de aquellas que algunas empresas hacían en el pasado lanzando miles de balones sobre las playas, se trata de focalizarse en aquellas personas que son relevantes para ti y, sobre todo, para el objetivo que te propongas. Pero, ojo, no cometas el error de pensar que alguien es irrelevante. Por todo ello, no puedes dejar a la suerte la realización de los contactos, debes ser proactivo y crear tu lista de personas que quieres tener como contacto. Además no te confundas: un conocido no es un contacto.
  3. Planifica tu tiempo y organiza tus recursos. Decide cuánto tiempo vas a dedicar al networking y qué tipo de actividades vas a realizar.  Acudir a actos, escribir emails, realizar llamadas telefónicas, tomarte un café, … Recuerda: depende de ti y de tu forma de ser. En cualquier caso, debes ser constante, trata de contactar una persona periódicamente (al día, a la semana, al mes,…) . No olvides que las mejores oportunidades de hacer networking suponen un trabajo. Es decir, hacer networking es una tarea más. Si no estás habituado a ella, ponte pequeños retos y ve aumentando la complejidad cuando los consigas.
  4. No te rindas. Si no consigues algo la primera vez, no se trata de ser pesado pero si de perseverar y, sobre todo, en muchas ocasiones, de intentarlo de otro modo. Lo esencial es prepararse, al igual que cuando acudimos a una negociación o a cualquier otro tipo de actividad, es importante que hayamos “hecho nuestros deberes previos”. Nuestra propia presentación, como ya hemos comentado en otras ocasiones, podría ser esa tarea inicial e inacabada pues siempre estará condicionada por nuestro objetivo y nuestro nuevo interlocutor, entre otros factores.

Si quieres encontrar estos y otros consejos sobre cómo hacer networking, puedes visitar algunas de estas páginas, con planteamientos complementarios, en cualquier caso, no olvides que no existe una receta mágica, sino que depende del punto de partida que, siempre, eres tú.