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¿Se puede aprender a pensar? Una aproximación al pensamiento crítico

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Todo el mundo piensa, forma parte de nuestra naturaleza. Sin embargo, muchos de nuestros pensamientos son arbitrarios, están llenos de prejuicios, son partidistas o simplemente desinformados. Por otro lado, la calidad de nuestro pensamiento, y las acciones y decisiones que tomamos en consecuencia, afectan de forma clara tanto a nuestra calidad de vida como a nuestra vida profesional, familiar, social, etc. Por tanto, parece lógico, que exista toda una corriente teórica (y práctica) encaminada a ayudarnos a entrenar nuestra capacidad para razonar y tomar decisiones correctas. Y esta no es otra, que la del pensamiento crítico.

Desde un punto de vista práctico, podríamos definir el pensamiento crítico cómo el proceso mediante el cual se usa el conocimiento y la inteligencia para llegar de forma efectiva, a la postura más razonable y justificada sobre un tema.

Los elementos del pensamiento y su análisis

El primer paso para adentrarnos en la disciplina del pensamiento crítico es conocer las partes o elementos que componen cualquier tipo de pensamiento:

  • Tiene un propósito.
  • Nace del intento de solucionar un problema, resolver una pregunta o explicar algo.
  • Está fundamentado en supuestos.
  • Se hace desde una perspectiva.
  • Se respalda con datos, información y evidencia.
  • Se expresa mediante conceptos e ideas.
  • Contiene interferencias o interpretaciones.
  • Tiene implicaciones y consecuencias.
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© 2003 Fundación para el Pensamiento Crítico

Por otro lado, el Dr. Richard Paul y la Dra. Linda Elder, de la Fundación para el Pensamiento Crítico (http://www.criticalthinking.org), han establecido siete Estándares Intelectuales Universales que deben aplicarse a los distintos elementos que componen un pensamiento si se quiere evaluar la calidad de su razonamiento. Pensar críticamente implica dominar estos estándares. Los siete Estándares Intelectuales Universales son:

Claridad:  ¿Podría explicar o ampliar este asunto? ¿Podría dar un ejemplo? ¿Podría formularlo de otra manera?

Exactitud: ¿Es eso cierto? ¿Se puede verificar? ¿Cómo se puede corroborar si es cierto?

Precisión: ¿Se pueden ofrecer más detalles? ¿Especificar más? ¿Se puede ser más preciso?

Pertenencia o relevancia: ¿Qué relación tiene con el problema? ¿Cómo afecta eso al problema? ¿Cómo nos ayuda con el asunto?

Profundidad: ¿Qué hace de esto un problema particularmente difícil? ¿Qué complicaciones podrían surgir?

Amplitud: ¿Se puede plantear este tema desde otras perspectivas o puntos de vista?

Lógica: ¿Tiene sentido lo que planteamos? ¿Se ajusta a la evidencia?

A estos siete Estandares Universales del Pensamiento habría que añadir dos más a la hora de evaluar correctamente nuestros pensamientos:

Importancia: ¿Qué datos son los más relevantes? ¿Hay otros problemas más importantes?

Justicia / Imparcialidad: ¿Tengo un interés personal en este asunto? ¿Represento los puntos de vista de otros de forma justa?

Cualidades del pensador crítico

Por un lado tenemos los elementos que conforman el pensamiento y, por otro, los criterios para evaluarlos, pero para completar el triángulo nos faltan las habilidades y competencias que debemos desarrollar para realizar un análisis correcto de las partes del pensamiento. Todo buen pensador, debe tener:

  • Autonomía intelectual: Es que uno aprenda a pensar por sí mismo y se guie de acuerdo a sus principios, respetando su dignidad humana.. Implica un compromiso de analizar y evaluar las creencias tomando como punto de partida la razón y la evidencia; significa cuestionar cuando la razón dice que hay que cuestionar, creer cuando la razón dice que hay que creer y conformarse cuando así lo dice la razón.
  • Humildad intelectual: Es desarrollar la consciencia de los límites de nuestros conocimientos y el reconocimiento de nuestras equivocaciones. La humildad intelectual radica en reconocer que uno no debe pretender que sabe más de lo que realmente sabe.
  • Entereza intelectual: Este valor intelectual reconoce que hay ideas que aunque las consideremos peligrosas o absurdas pueden estar justificadas racionalmente, en todo o en parte, y que hay conclusiones y creencias que nos han sido inculcadas que pueden ser falsas o estar equivocadas.
  • Empatía intelectual: Es distinguir los puntos de vista de los demás y colocarse en el lugar del otro para trabajar en un plano de justicia y equidad.
  • Integridad intelectual: Es la necesidad del pensador crítico por ser honesto en su pensar respetando sus convicciones individuales.
  • Perseverancia intelectual: Se refiere a la actitud perspicaz que debemos usar al enfrentarnos a la irracionalidad de otros
  • Confianza en la razón. Confiar que los intereses propios y los de la humanidad estarán mejor atendidos si damos rienda suelta a la razón. Tener fe en que la gente puede aprender a pensar por sí misma, a construir visiones racionales, a llegar a conclusiones razonables y a pensar de forma coherente y lógica.
  • Imparcialidad. Ser consciente de que hay que tratar todos los puntos de vista de la misma forma a pesar de los sentimientos o intereses personales.
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© 2003 Fundación para el Pensamiento Crítico

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