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Le despidieron, a pesar de su MBA, de sus diez años de experiencia en el sector y de haber conseguido mejorar los números de la compañía. ¿Por qué una empresa se desprende de alguien así? Por no saber trabajar en equipo, por ejemplo. O por tener pocas habilidades para comunicarse con su jefe.

Puede parecer extraño, pero es más habitual de lo que parece. Saber trabajar en equipo o comunicarse son algunas de las llamadas soft skills, habilidades relacionadas con la inteligencia emocional que cada vez son más demandadas y apreciadas en el mundo laboral.

Son soft o blandas porque son moldeables y adaptables, en contraposición con las hard skills, que reúnen nuestras habilidades técnicas o profesionales. Hasta hace bien poco estas eran las únicas tomadas en cuenta en los procesos de selección, pero ahora son solo un filtro para poder llegar hasta el entrevistador, que prefiere que le expliques cómo gestionas tu tiempo o cuáles son tus habilidades para trabajar en equipo a que hables de tu MBA.

Evidentemente los recruiters buscan personas que dominen cierto tipo de conocimientos y que tengan experiencia en el sector, pero las soft skills son las que diferencian a un trabajador que ayuda a cambiar la empresa, que la hace evolucionar y que la lleven lejos de uno que solo se dedica a terminar sus tareas cada día. De hecho, son el motivo que lleva a muchos “seleccionadores de talento” a realizar entrevistas de trabajo diferentes, con preguntas del tipo “si fueras un dinosaurio que tipo de dinosaurio serías” o incluyendo técnicas, retos y otros planteamientos que posibiliten ver actitudes y habilidades más que conocimientos que pueden desprenderse de la lectura de un curriculum y de sus correspondientes acreditaciones.

¿Cuáles son las soft skills más demandadas?

Capacidad de adaptación. Solo tenemos que observar los índices de empresas más punteras del mundo, preguntarnos cuáles existían hace diez años y cuáles siguen funcionando ahora (y al contrario) para darnos cuenta de la importancia de ser flexibles, de aprender de las circunstancias, amoldarnos a ellas y saber cambiar de rumbo.

Trabajo en equipo. Debemos ser capaces de trabajar en equipo con distintos perfiles, motivaciones y personalidades y sacar siempre el mejor resultado posible.

Habilidades de comunicación. Escuchar, empatizar, comprender, articular ideas, sintetizarlas y explicarlas de forma eficaz ante distintos tipos de audiencias y situaciones, consiguiendo el objetivo marcado. Quizás una de las soft skills más complicadas.

Toma de decisiones y resolución de problemas. Es clave saber analizar la información, discernir lo que conviene y tomar decisiones de forma sensata y ágil.

–  Planificación y gestión del tiempo. Una persona que es capaz de discernir lo importante, priorizar las tareas, organizar su día para sacarle el mayor rendimiento posible y diferenciar qué puede delegarse es un trabajador muy valioso.

Mentalidad de crecimiento. Las compañías valoran los trabajadores que no ven límites en sus tareas, sino que tienen interés por formarse, mejorar y cambiar para mejor. Se ocupan de su trabajo y de su excelencia, consiguiendo ser profesionales más competentes cada vez.

Responsabilidad y puntualidad. No se trata de presentarse en el puesto de trabajo a la hora de entrada (que también), sino de ser capaz de tomar una tarea y responsabilizarse de completarla de forma eficaz en los tiempos acordados. Es una muestra de eficacia y de respeto al resto del equipo que no todo el mundo es capaz de llevar a cabo al 100%.

¿Cómo podemos reforzar las soft skills?

Está claro que no es lo mismo adoptar hard skills que soft skills. La formación clásica es más fácil de obtener, pero para poder aprender a comunicarnos de forma eficaz o a tomar decisiones bajo presión tenemos que hacer un esfuerzo mayor, ya que forman parte de la personalidad y de nuestras habilidades sociales.

Pero no es imposible. Primero, necesitamos ejercitar nuestro pensamiento crítico y ser muy conscientes de cuáles son nuestras fortalezas y debilidades. Una vez hayamos visto qué áreas podemos mejorar, debemos elegir en qué vamos a centrarnos y ponernos un objetivo, teniendo en cuenta el tipo de trabajo que tenemos.

Por ejemplo, si trabajamos en una compañía en la que se trabaja por departamentos con proyectos grandes, será importante que potenciemos nuestra capacidad de trabajar en equipo y nuestras habilidades de comunicación.

Escogido el objetivo, debemos dedicar cierto tiempo a aprender. Podemos optar por intentar formarnos por nuestra cuenta a través de la lectura, ya que podemos encontrar una extensa bibliografía sobre las distintas soft skills.

Desde la Asociación de Antiguos Alumnos consideramos que es imprescindible seguir aprendiendo cosas nuevas a lo largo de la carrera profesional. Las soft skills son uno de los ámbitos que tenemos en cuenta cuando planificamos la formación que ofrecemos y por ello, os animamos a consultar las distintas actividades que tenemos propuestas porque seguro que alguna os encaja y os ayuda a mejorar.

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