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Felipe Medina, artista de la edición de julio del Club de Desarrollo Personal y Liderazgo, es licenciado en Bellas Artes por la UPV. Ha dedicado gran parte de su carrera profesional a la decoración y ahora reparte su tiempo entre la creación de obras para su distribución comercial y el desarrollo de proyectos más personales y de carácter social.
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¿De pequeño tenías claro que querías ser “artista”?
Siempre me ha gustado dibujar y crear. Lo hacía de forma autodidacta. Además nunca me he conformado con reflejar las cosas tal y como son, soy bastante transgresor, busco siempre esa imagen no real, que encuentro en mi subconsciente, que lleno primero de información previa. Me matriculé en Bellas Artes porque quería que detrás de aquello que me salía de forma natural hubiese también una base, un conocimiento y una técnica. Considero que en la vida es muy importante formarse, y entrar en Bellas Artes en la UPV creo que es una de las mejores decisiones que he tomado nunca.

¿Cómo ha sido tu trayectoria profesional?
Durante muchos años he sido decorador, trabajaba para un centro comercial y tenía un equipo a mi cargo. Pero hace cuatro años decidí dejarlo y junto a un amigo comencé a dedicarme a la venta y creación de cuadros comerciales. Es decir, hay empresas intermediarias que se dedican a recopilar imágenes en distintos formatos a artistas independientes como yo para integrarlas en sus catálogos y ofrecerlas a sus clientes: decoradores, interioristas, proyectistas…  Y cada mes cobras en función de las que se hayan vendido. Otras veces son encargos. Ellos se llevan una comisión. Es un mundo bastante complejo. Además ahora con la crisis somos más los artistas que estamos buscando esta vía. Siempre tienes que estar pensando y creando imágenes que sean vendibles, que gusten al mayor numero de clientes.


¿Cómo es tu día a día?

Pues una de mis principales labores es buscar referentes. Hoy en día todos tenemos muchas imágenes en nuestra mente y a nuestro alcance. Yo, por mi trabajo, tengo que detectar cuáles de estas imágenes son tendencia y gustan más. Por ejemplo, una buena fórmula es ver como referente catálogos como el de Ikea, sus formas, dibujos, o tendencias de color… Esto es como la serpiente que se come la cola, ellos hacen lo mismo con nuestros cuadros individuales, sacan las tendencias que creen que pueden encajarles, pocas imágenes son creadas sin la mano de un artista plástico. La idea es crear obras en las que la gente reconozca elementos que le son familiares y agradables porque los está viendo continuamente a su alrededor, que forman parte del imaginario común.

¿Y en la faceta más personal? ¿Qué proyectos has llevado a cabo?
Siempre he tratado de hacer al menos una exposición, individual o colectiva, al año y al margen de mi labor como decorador o de creación de obras comerciales. Además siempre he creído en el arte como algo social que, como tal, debe contribuir a la sociedad. No todo es material en esta vida, por eso me gusta, siempre que puedo, colaborar. Por ejemplo, he dado clase a niños en colegios y luego hemos hecho una exposición con los trabajos creados en los que como si fuese una galería de arte les puse a cada uno de los alumnos sus nombres y un comentario analítico de su obra, para que se sintieran interesantes como artistas. Y también colaboro con la asociación de enfermos de alzhéimer de Valencia. Ahora estamos preparando un gran mural benéfico. El mural estará compuesto por retratos.  Todo el que quiera colaborar puede encargarnos  un retrato y dar por él lo que quiera. El dinero recaudado irá para los enfermos.

 

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¿Qué retos de futuro te planteas?
Mi gran reto es ser feliz, y auto-regenerarme de ilusión por la vida, sin eso, creo que no se puede caminar en el presente, ni afrontar el futuro. Uno siempre debe tener metas y proyectos. El mío es seguir aprendiendo. Mi trabajo más comercial, el que me permite subsistir, me aporta también nuevas técnicas, procesos… que luego puedo ir adaptando a mi obra más personal.


¿Qué consejo te gustaría dar a los estudiantes de Bellas Artes?

Que crean en sí mismos. Que aunque lleguen momentos en los que crean que no avanzan, que  sigan intentando, que el trabajo como decía Picasso, es la única inspiración,  porque siempre se puede y se debe evolucionar y aprender. Y, por supuesto, que traten de ser felices. Barceló dice que sus obras “son sufrimiento” pero realmente disfruta con ellas. Es como cuando haces deporte, probablemente mientras lo haces sufras y lo pases mal, pero luego te sientes satisfecho y feliz.


¿Cómo has vivido tu participación en el Club de Desarrollo Personal y Liderazgo?

En este país no somos muy dados a los colectivos, somos muy individualistas. Yo sí que creo en el asociacionismo y la colaboración. Creo que hacéis una labor muy importante y me ha gustado mucho participar. El retrato lo hice con mucha ilusión y muchas ganas. Es algo muy subjetivo y nunca sabes si va a gustar, pero en esta ocasión todo salió bien y le gusto mucho.