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La sesión del mes de mayo del Club de Desarrollo Personal y Liderazgo arrancó con la pregunta de la invitada, Ángela Gorostizu, de porqué les había llamado la atención el título de la jornada, personalidad y carrera profesional.

Los asistentes, algo tímidos al principio, reconocieron que les llamó la atención, primero, saber que existe tal correlación- “nunca me lo había planteado, comentaba uno de los socios- y segundo, conocer qué rasgos de la personalidad frenan la buena marcha de la trayectoria laboral, qué se puede hacer para evitarlo, y cuáles contribuyen positivamente a conseguir el éxito.

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“Lo primero que debemos tener en cuenta aquí es que la carrera profesional se construye a largo plazo, y, muy en especial, en situaciones de incertidumbre y ambigüedad”, explicaba Gorostizu. No se trata por tanto de un camino lineal “como antes”, sino que responde más al recorrido de una montaña rusa y, al igual que ocurre en la vida personal, “nuestra verdadera personalidad aflora en momentos de complejos”.

Obvio es que el entorno y ciertos agentes externos tienen impacto en el desarrollo profesional de una persona, pero también es aún más cierto que, en realidad, es el propio ser humano quien tiene la clave para trazar su trayectoria. “Tras analizar varios estudios americanos y europeos que investigan esta relación, llego -y se llega- a la conclusión de que personalidad y carrera están totalmente unidas por el simple hecho de que nosotros mismos somos el único recurso que tenemos, que no cambia a lo largo, y, lo más relevante, que podemos manejar”, comentaba Gorostizu.

Pero ¿cómo se mide el éxito profesional? En los estudios que la invitada mostró coinciden tres variables, dos objetivas y una subjetiva: ingresos y promoción, y satisfacción. “Tiene su lógica: podemos estar en lo más alto de una empresa, ganando mucho dinero, pero con un nivel de satisfacción tan bajo que ese “supuesto” éxito, no es percibido como tal; o no, todo lo contrario: a pesar de la insatisfacción, con un elevado nivel de ingresos una persona lo entiende ya como su éxito”.

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Tras una conversación fluida sobre qué entienden nuestros socios por satisfacción, pasamos a la parte en la que se define el propio concepto de personalidad, su origen y desarrollo, derivando así en la teoría que mejor explica la relación entre personalidad y carrera profesional: Teoría OCEAN, por sus siglas en inglés: Openness to experience, conscientiousness, extraversion, agreeableness, y neuroticism, o de los cinco factores de la personalidad que “aplica de forma universal a cualquier cultura o generación”.

Cada uno de esos factores contiene cinco o seis subfactores que, en función de su nivel, pueden favorecer o entorpecer el buen desarrollo profesional de una persona. “Algo que, desde el principio, me ha llamado mucho la atención es que, por ejemplo, una persona excesivamente amable, hasta el punto de que más que mediar en conflictos los evita, tendrá dificultades para alcanzar el éxito profesional”, comentaba Gorostizu.

Tras analizar factor a factor, y encontrar la ecuación teórica del éxito profesional, Ángela Gorostizu concluyó la sesión con un consejo práctico para navegantes: “si bien la personalidad no se puede cambiar sí que podemos cambiar o modificar aquellas conductas o comportamientos que sabemos que frenan nuestro desarrollo profesional, y si no lo hacemos, al menos no alcanzaremos el éxito porque no queremos”.

Os dejamos con un fragmento de la entrevista que le realizamos a Angela Gorostizu al finalizar la sesión y también os recordamos que en la Know Box podéis descargar la presentación y ver la entrevista completa.

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